10 mitos sobre los microcréditos que hace tiempo que hay que desmentir

10 mitos sobre los microcréditos que hace tiempo que hay que desmentir

Los microcréditos forman parte desde hace tiempo de la vida financiera de muchos países, entre ellos México. Ayudan a cubrir pequeños déficits presupuestarios, a pagar gastos urgentes o, simplemente, a obtener dinero rápidamente y sin trámites burocráticos innecesarios.

Sin embargo, todavía existen muchos mitos en torno a este tema. Algunos consideran que los microcréditos son una «trampa», otros, «la salvación para cualquier situación». La verdad, como siempre, está en algún punto intermedio. Analicemos los diez mitos más comunes y veamos qué hay realmente detrás de ellos.

Mito 1: Las IMF siempre son un fraude y una actividad ilegal

Las IMF legales son organizaciones financieras oficiales que están estrictamente controladas por los reguladores (por ejemplo, el Banco Central). Todas las empresas de buena fe están obligadas a inscribirse en un registro especial, presentar informes periódicos y cumplir normas estrictas.

Los organismos reguladores luchan activamente contra el «mercado negro». Si acude a una empresa que figura en el registro oficial, estará protegido por la ley. Compruebe siempre la empresa antes de solicitar un préstamo.

Mito 2: Solo solicitan microcréditos aquellos a quienes todos los bancos les han denegado un préstamo

La imagen actual del prestatario ha cambiado. Muchos clientes de las IMF tienen un buen historial crediticio y podrían obtener un préstamo en un banco, pero eligen conscientemente un micropréstamo por su rapidez y comodidad.

Los prestatarios jóvenes y los autónomos valoran la posibilidad de obtener dinero en 5 minutos sin necesidad de presentar documentos, utilizando el microcrédito para cubrir un déficit de caja a corto plazo o para pagar cursos en línea. Es una elección en favor de la rapidez, no por desesperación.

Mito 3: Un microcrédito arruinará inmediatamente tu historial crediticio

Por el contrario, el pago puntual de la deuda de un micropréstamo es una de las formas más rápidas de mejorar el historial crediticio o de construirlo desde cero.

Las IMF, al igual que los bancos, están obligadas a transmitir la información sobre los préstamos a las agencias de crédito. Para los prestatarios jóvenes o aquellos que han tenido retrasos en el pago en el pasado, la devolución satisfactoria de un micropréstamo es una prueba de disciplina financiera y la clave para obtener préstamos bancarios más ventajosos en el futuro.

Mito 4: Las IMF no saben a quién conceder dinero y se lo dan a cualquiera

Las IMF modernas utilizan complejos algoritmos de inteligencia artificial y redes neuronales para evaluar a los prestatarios. Su puntuación suele ser incluso más precisa que la de algunos bancos, ya que procesan más datos de comportamiento.

La IA evalúa instantáneamente cientos de factores, incluida la probabilidad de impago. Las IMF rechazan activamente a quienes presentan un alto riesgo de impago para reducir sus pérdidas y no infringir las normas reguladoras.

Mito 5: El seguro y otros servicios son obligatorios

A menudo, el seguro forma parte de un producto híbrido, pero el prestatario tiene derecho a elegir. Puede rechazar la mayoría de los servicios adicionales de pago, y esto no puede ser motivo para denegar el préstamo.

El prestatario puede disponer de un periodo de reflexión durante el cual puede presentar una solicitud y recuperar el dinero del seguro u otro servicio adicional. Lea siempre el contrato y recuerde su derecho a rechazarlo.

Mito 6: Si no devuelve el microcrédito, vendrán los cobradores y le amenazarán

La actividad de los cobradores está estrictamente regulada por la ley. Los cobradores de las IMF legales no tienen derecho a amenazar, utilizar la fuerza física o dañar la propiedad.

En caso de demora, solo debe comunicarse con los representantes oficiales de la IMF o la agencia de cobro que actúa de conformidad con la ley. Si se enfrenta a amenazas, debe acudir a la policía.

Mito 7: Los microcréditos siempre son demasiado caros

Sí, los tipos de interés son más altos que los de los préstamos bancarios. Pero los microcréditos son productos a corto plazo. Si se piden 5000 pesos por dos semanas, el sobreprecio será pequeño. Además, muchas empresas ofrecen promociones: primer préstamo sin intereses, descuentos por repetir, bonificaciones por pagar a tiempo. Es importante comparar no solo el tipo de interés, sino también el importe total a devolver.

Mito 8: El trámite es complicado y largo

¡Todo lo contrario! La principal ventaja de los microcréditos es precisamente su sencillez y rapidez. La mayoría de las empresas operan en línea y solo se necesita el pasaporte para solicitarlos. Basta con entrar en la página web o descargar la aplicación, registrarse y solicitar el préstamo. La decisión se toma en pocos minutos, una vez que el sistema ha comprobado tus datos. El dinero se ingresa en la tarjeta casi al instante, lo que resulta muy cómodo, ya que no hay que salir de casa.

Mito 9: Las condiciones siempre son ocultas y confusas

Las IMF modernas están obligadas a revelar el coste total del préstamo. En los sitios web hay calculadoras que muestran cuánto hay que devolver y en qué plazo. Solo hay que introducir la cantidad deseada y el plazo en el que se quiere pedir el dinero. Inmediatamente se mostrará la información sobre los pagos mensuales, el importe total y, por separado, los intereses.

En los contratos se especifican las comisiones y las multas, que deben estudiarse detenidamente. Por supuesto, es imprescindible leer las condiciones. Pero afirmar que todo está oculto ya no es cierto. La transparencia se ha convertido en una ventaja competitiva.

Mito 10: Las IMF solo operan en las grandes ciudades

Durante mucho tiempo se creyó que las organizaciones microfinancieras solo estaban disponibles para los habitantes de las grandes ciudades. Parecía que estos servicios estaban orientados a los trabajadores de oficina de las grandes ciudades, donde hay una infraestructura bancaria desarrollada y un alto nivel de digitalización. Pero la realidad ha cambiado hace tiempo: los microcréditos se han convertido en una herramienta accesible para casi todo el mundo, independientemente de su lugar de residencia.

El principal factor que ha desmontado este mito es la digitalización. Hoy en día, para solicitar un microcrédito basta con tener un smartphone y acceso a Internet. Las plataformas online permiten presentar una solicitud desde cualquier punto del país: ya sea la capital, una ciudad pequeña o una zona rural. Esto es especialmente importante para las regiones donde las sucursales bancarias son escasas y es difícil obtener créditos tradicionales.

Conclusión

Los microcréditos no son la panacea, pero tampoco una amenaza. Son una herramienta. Y, como cualquier solución, los microcréditos funcionan bien en manos de quienes entienden para qué y cómo utilizarlos. Lo principal es no creer en los estereotipos, sino fijarse en las condiciones reales, leer el contrato y evaluar tus posibilidades. Entonces, el microcrédito no será un problema, sino una ayuda fiable en la vida cotidiana.

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